Hoy hace un año y 3 meses que terminé mi relación sentimental de casi cinco años con mi ex pareja, en este tiempo he pasado por distintas fases de la ruptura, el mismo día que sucedió me fui del lugar echando un último vistazo hacia atrás, ¿mirará siquiera en mi dirección?, ¿vendrá detrás de mi?, no, no hizo ninguna de esas dos cosas, se comportó como si fuese una completa desconocida, y me di cuenta de que eso es lo que estuve esperando toda la relación, que me mirase y que luchase por mi, que me hiciese ver que había valido la pena todo lo que abandoné de mi misma por poder seguir a su lado. De camino al coche, acompañada de mis amigas, siquiera quería llorar, el desgaste fue tal que no me quedaban lágrimas.
A día de hoy dudo incluso de sus sentimientos hacia mi, de si alguna vez me llegó a querer, quizás yo solo representaba un lugar cómodo en el que estar, un lugar seguro, ¿todo lo que hice por él con la consecuencia de perderme a mi se valoró siquiera en algún momento?, es triste que la primera respuesta que se te venga a la cabeza a esa pregunta sea "seguramente no".
Algo por lo que jamás pensé que fuese a agradecer a alguien que me hizo daño sería por hacerme ver algo de mí que siempre había intentado esconder y de lo que me había burlado.
El romanticismo.
Al darme todo lo contrario es cuando vi que el ansiar a todas horas actos románticos de su parte quizás quería decir dos cosas, una de ellas y la más obvia, que no era la clase de persona con la que iba a compartir mi futuro por mucho que nos empeñásemos en ello, y la otra, que todo lo que había dicho que odiaba en realidad tenía miedo de aceptar que lo deseaba.
He crecido viendo películas en las que la pareja cruzaba mar, tierra y aire si hacía falta solo para culminar su amor, he crecido leyendo libros en los que siquiera la propia muerte podía hacer callar a sus corazones, me he imaginado y soñado a mi misma en innumerables ocasiones viviendo todas esas escenas y es lo que me he dado cuenta que anhelo. Cómo no iba a gustarme el romanticismo. Por qué me empeñé en esconderlo.
Quiero que me coloque el mechón de pelo que me despeina el viento, que me preste su chaqueta sin pedírselo, que me abrace por la espalda mientras me quedo embobada mirando el atardecer, que me deje jugar con su pelo, que me dé de comer con su cubierto para que pruebe su comida, que me acaricie la cabeza mientras estamos tumbados cada uno inmerso en su tarea, y un largo etcétera que ni yo soy consciente todo lo que me queda por descubrir sobre mis deseos.
Quiero dejarme querer, todo este tiempo no he sabido aceptar el amor, no he sabido dejar que las personas fuesen bondadosas conmigo porque nunca he sentido ser merecedora, hablo en pasado pero aún a día de hoy no se muy bien como hacerlo, aún estoy aprendiendo.
Por último, me dirijo a ti, todos esos años te acepté como mi karma, como que te habían enviado para expiar mis pecados y purificar mi alma, quise creer que me merecía todo por lo que me hacías pasar porque yo había tratado mal a otros, a día de hoy no se si de verdad las energías del universo estaban tan enfadadas conmigo como para hacerme vivir aquello, lo único que sé es que lo mereciese o no en el pasado, no lo merezco ni lo acepto en el presente.
Me merezco ser amada, merezco ser apreciada y alabada, ser única en sus ojos y que en vez de intentar apagar mi brillo porque no sabe como encender el suyo propio sin sentir que le estoy opacando, se vea animado a superarse como persona para sentirse a mi nivel.
Me niego a darte las gracias, el llegar al lugar en el que estoy solo me lo debo a mi.